Bruno Muñoz, “Al cultivar en ecológico, creamos vida y fomentamos la biodiversidad”

Aprovechamos la entrevista de este mes para cambiar de escala y seguir hablando de la conectividad de la infraestructura verde, así que cogemos la bicicleta y nos plantamos en la Alquería del Brosquil, junto al pueblo de Castellar – l’Oliveral, en la huerta histórica regada por la acequia de Favara. Allí conversamos con Bruno Muñoz, un joven agricultor que produce y reparte a domicilio verdura y fruta cultivada de manera ecológica.

 

Bruno y su compañera Laura Blasón están recuperando una dinámica que durante siglos había sido la normalidad en la huerta valenciana: proveer de alimentos de proximidad a la capital, generando así una conexión a todos los niveles muy estrecha entre la urbe y este paisaje agrícola. Con la industrialización de la agricultura, esta relación fue perdiéndose, aunque “está habiendo un retorno a la alimentación de proximidad y cada vez más gente compra directamente al agricultor o agricultora, que es lo más importante para proteger la Huerta”. Como él dice, “si no consumes productos de la Huerta, la gente no quiere trabajarla y se acaba abandonando”.

Alqueria de Brosquil

Aunque es verdad que pasa la mayor parte de su tiempo en el campo, Bruno también disfruta de las zonas verdes más urbanas, “como el Jardín del río Turia o el Parque Central, que son espacios diferentes, de amplitud mental”, perfectos para “darse una vuelta, pasear a los perros y pasar un buen rato”. El bosque de la Devesa del Saler y sus playas es otro de sus espacios preferidos para relajarse, y le preocupa que “grandes infraestructuras como el Puerto de València puedan acabar destrozándolo todo”.

 

El interés creciente de la ciudadanía hacia el paisaje de la Huerta de València inquieta a Bruno, que considera que “la Huerta es un espacio de trabajo, donde además hay animales que viven y crían, así que hay que acercarse a ella siempre desde el respeto”, tomando en consideración tanto a las personas como a los animales que forman parte de ella. En cualquier caso, “las alternativas que ayudan a la gente a acercarse a la tierra, con la idea de hacer algo diferente en un espacio natural, que enseñan a querer la Huerta y a que veas al agricultor como una persona que está cultivando alimentos de calidad, esas sí son cien por cien recomendables”.

Bruno Muñoz

Renaturalizar la ciudad y acercar la agricultura a los vecinos y vecinas más urbanitas de València es precisamente uno de los principales objetivos del Plan Verde y de la Biodiversidad, aunque como dice Bruno, es verdad que “habría que centrarse sobre todo en no maltratar la Huerta y los espacios naturales que ya existen” que, son al fin y al cabo los que garantizan esta posibilidad. “Hay que priorizar que la gente vaya a trabajar la Huerta y que la agricultura no sea una moda”, añade.

 

Para dar facilidades a las personas que se quieren dedicar a trabajar la tierra, Bruno apuesta por ejemplo por mantener mejor el sistema de acequias, ya que “los martes, cuando le toca regar a la acequia de Favara, a veces aquí no llega el agua hasta las dos de la mañana, porque se atasca la reja o hay pérdidas. Y si no llega bien el agua, se desincentiva a muchos agricultores y hace que los campos se abandonen”. En un territorio particularmente transformado como este, al sur de la ciudad, nos recuerda una vez más la importancia de la infraestructura azul y de la agricultura respetuosa con el medio ambiente, ya que como él mismo dice, “al cultivar en ecológico creamos vida y fomentamos la biodiversidad”.

Bruno Muñoz